Estamos a mediados de enero de 2.022 y acabamos de pasar las terceras navidades con la pandemia. Soy gallego y estoy encantado de tener como presidente de mi comunidad a una persona sensata, lo cual, no es poco. Es impresentable lo que hizo Pedro Sánchez cuando se reunió con los presidentes de las CC.AA. a dos días del inicio de las fiestas navideñas, con los contagios disparados y sin remedio. La única decisión que salió de aquella "performance" fue que se volviesen a usar las mascarillas en exteriores (medida de escasa eficacia) y que las comunidades autónomas tomasen las decisiones sanitarias que estimasen pertinentes (siempre que se lo permitiesen los Tribunales), es decir, escurrir el bulto. El gobierno de Sánchez nunca legisló, en los últimos dos años, para dotar a las comunidades de leyes sanitarias para afrontar con garantías los contagios y, una vez más, hubo 17 navidades distintas en España. A día de hoy, las cosas están así: Cataluña encabeza la lista de presión hospitalaria en UCIS con un 43,4%, seguida de País vasco, Aragón, Navarra, Madrid y todas las demás hasta llegar a la décimo sexta, que es Extremadura con un 12,6%. La lista la cierra Galicia con un 6,5%, casi la mitad que la penúltima y una octava parte que Cataluña.
Alberto Núñez Feijóo es un magnífico gestor, sobre todo si la valoración la obtenemos por el método de la comparación con otros presidentes. ¿Es casualidad que el problema más grave que ahora se plantea, el de la presión hospitalaria, esté significativamente mejor en Galicia que en el resto de España? Parece que no. El presidente gallego tiene fama de escuchar a quienes saben, de contratar a buenos profesionales y de decidir en función de opiniones formadas de terceros. Ha sido, por poner un ejemplo, la primera Comunidad Autónoma en hacer test en el coche cuando aquello no se hacía en ningún otro lugar, a mediados de Marzo de 2.020. Evitaba, de ese modo, desplazar a dos sanitarios a los domicilios de los sospechosos de contagio. Se ahorraban EPIs, que escaseaban en aquella época y, sobre todo, se testeaba a muchísimas más personas. Siempre ha estado a la vanguardia, aportando soluciones ingeniosas y sensatas, además de adelantarse, con una actitud precavida a los peores momentos de la pandemia. Parece que otra vez (ya van unas cuantas) Feijóo acertó y no esperó a que la inacción e ineptitud de Sánchez costase más vidas de las necesarias. Galicia siempre fue en el pelotón de cabeza de la vacunación y decidió, ya a mediados de diciembre de 2.021, empezar a poner la tercera dosis de refuerzo a una franja de población a la que el resto de España no vacunaba, la de mayores de 50 años. Y parece que esa ventaja de veinte días ganados por Feijóo, que decidió no seguir esperando a Godot, fue la clave para que ahora cada comunidad esté como está. Núñez Feijóo se anticipa y enfrenta con soluciones a los problemas. El presidente del Gobierno siempre actúa tarde y mal cuando la decisión ya es más un remiendo que un remedio. El primero busca una solución al problema y el segundo busca una excusa para no asumir responsabilidades.
Enhorabuena Presidente!!!! ..... (de Galicia, claro)
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