viernes, 17 de agosto de 2018

El Globo de Betanzos




Cuando durante toda una vida algo sale bien año tras año, acabamos por normalizarlo y, de alguna manera, le restamos la importancia que realmente tiene. Ayer ocurrió en Betanzos, con su famoso globo de papel, el más grande del Mundo. Y el globo demostró su grandeza, comportándose como Don Claudino Pita, ya en el siglo XIX lo había ideado.
. No soy un experto en estas cuestiones, pero todo betanceiro tiene unas nociones básicas de las características del Globo. Ayer estaba colaborando en el NO lanzamiento del aerostato al lado de mi mejor amigo, el flamante ganador del premio "Garelo", Luis Galán. Y él sí es todo un experto. Sucedió que el viento, según me contaba Galán, nunca había soplado de aquella forma tan violenta y racheada durante la fase de inflado en los más de treinta años que lleva colaborando para que el corazón de papel se pierda en el cielo betanceiro. Sucedió también que, en una de esas embestidas, el viento lanzó el Globo contra una farola que lo rajó ligeramente, provocando una chimenea. A partir de ahí, todo sucedió muy deprisa, porque el Globo estaba herido de muerte. En otra embestida, el viento hurgó en la herida y el corazón de papel se desangró, rajándose en sentido horizontal. Pero, justo en ese momento, emergió la grandeza de este evento. Todo funcionó a la perfección. Tal y como se observa en la fotografía de arriba, Don Claudino ya había previsto esta posibilidad más de cien años antes, razón por la cual el Globo lleva una especie de tirantes de arriba a abajo, que mantienen la estructura firme para que no se derrumbe sobre la gente. Así me lo explicó Luis: Los tirantes mantienen el Globo como si fuese un paracaídas. Alguien gritó: ¡Se acabó! ¡Todos fuera! Los encargados de la cuerda, los voluntarios que allí estábamos, los bomberos... todo funcionó, sin que haya que lamentar otra cosa que la frustración de que algo no sale bien. Los que no valoran el Globo ya no podrán decir que siempre es lo mismo. Personalmente, sigo sintiendo un escalofrío, año tras año, cuando el Globo se eleva, las campanas repican y la gente aplaude a rabiar.
Se da la circunstancia de que la viñeta que había dibujado Luis en su cuarterón mostraba a Pedro Duque, el astronauta, que esta vez no pudo solucionarlo con un "Houston, tenemos un problema" En dicha viñeta, casi cien niños habían pintado sus estrellas de los deseos que, finalmente, no pudieron surcar los cielos. Pero la gente aplaudió igual que todos los años, a pesar del baño de realidad: Hacer volar el Globo siempre y que todo salga bien es realmente MUY DIFÍCIL. ¡Cuánto mérito, durante tantos años!
Muchos nos llevamos un trocito de papel como recuerdo. A veces las cosas no salen como queremos. Algunos de los niños que habían dibujado su estrella lloraban desconsolados. Un padre recuperó la estrella que su hijo había pintado tres o cuatro días antes, pero no calmó su disgusto. Pero el próximo año, se pintarán más estrellas y el Globo volverá a surcar los cielos.
¡Viva San Roque, viva el Globo de Betanzos, viva la familia Pita y todos los betanceiros!