lunes, 3 de febrero de 2014

Antes de haber nacido

  

Existe un esbozo de lo que sería, a la postre, su última composición. De hecho la llegó a cantar, aunque no a grabar en condiciones óptimas. Así se titula: Antes de haber nacido.
La última vez que lo vi ya no perseguía sombras en color, apenas era una sombra de sí mismo. Excepto la voz y los punteos de guitarra, parecían las ruinas de algo que fue excepcional. Porque realmente lo fue. Su vida tuvo muchos matices, aunque para la gran mayoría de la gente, sólo fue uno de los mejores músicos de este país. Y no es poco, pero es que Antonio Vega Tallés fue mucho más que esa voz que cantaba letras que explicaban nuestros vacíos, los sinsentidos que intuimos aunque no tengan nombre. Crecí con él, con sus canciones, en una desordenada habitación. Aquella última vez que le vi, cantó y tocó en el Playa Club, como tantas veces y, una vez más, acarició mi corazón y mi alma. No importaba que la acústica no fuese todo lo buena que debiera. Nos separaban unos metros y una valla de seguridad. Nos unían muchas cosas: algo entre tú y yo, algo que tú y yo sabemos. Porque cuando se quedaban solos él y su guitarra, todo lo demás sobraba, porque lo que todos escuchábamos, era magia. Dicen que fue una buen tipo; por supuesto, así le fue. Un chico triste y solitario. Nada de nada, mitos urbanos. Tímido y sensible hasta el paroxismo, posiblemente. Yo no sé nada de esto con certeza, pero allegados de allegados me dijeron que tenía un gran sentido del humor, le apasionaban las guitarras y los buenos guitarristas, las motos, las maquetas, la física y la química. Era un buen escalador (de hecho llegó a alcanzar grandes cotas), también fue un buen atleta, pero despilfarró su salud a raudales. Hablaba perfectamente francés y era, callado y tremendamente respetuoso (pero de ahí a triste y solitario). Nunca hablé con él. No le conocí jamás, y, sin embargo, fue la banda sonora de mi vida. En momentos de angustia intento acceder al sitio de su recreo y encontrar la paz que me dan sus canciones, como ahora mismo, escuchando ...

LUCHA DE GIGANTES
Lucha de gigantes convierte
el aire en gas natural.
Un duelo salvaje advierte
lo cerca que ando de entrar.
En un mundo descomunal,
siento mi fragilidad.
Vaya pesadilla, corriendo
con una bestia detrás.
Dime que es mentira todo,
un sueño tonto y no más.
Me da miedo la enormidad
donde nadie oye mi voz.
Deja de engañar.
No quieras ocultar
que has pasado sin tropezar.
Monstruo de papel,
no se contra quien voy,
o es que acaso,¿hay alguien más aquí?
Creo en los fantasmas terribles
de algún extraño lugar
y en mis tonterías para
hacer tu risa estallar.
En un mundo descomunal
siento tu fragilidad.
Deja de engañar.
No quieras ocultar
que has pasado sin tropezar.
Monstruo de papel,
no sé contra quien voy,
o es que acaso, ¿hay alguien mas aquí?
Deja que pasemos,
sin miedo.